LOS SIMBOLOS Y EL FENG SHUI
Los símbolos han existido en todas las culturas y épocas.
Según estudios antropológicos ya estaban presentes antes del paleolítico.
En el Feng Shui los símbolos están muy presentes.
El poder de los símbolos se debe a su frecuencia vibratoria.
Los símbolos nos comunican conceptos, ideas, sentimientos, sensaciones.
Por eso es importante que cuando utilicemos símbolos sepamos muy bien lo que significa y observemos que sensaciones nos trasmiten.
En Feng Shui se utilizan figuras “Qi Lin” (son unas figuras con cuerpo de león, piel de pez y cuernos de ciervo, pertenecientes a la mitología china) o “Pi Yao” (tienen cabeza de dragón, cuerpo parecido al de un caballo, cuernos de ciervo y garras de león), como símbolo de protección “Guardianes celestiales”
Estas figuras pertenecen al folklore chino y tienen un aspecto algo agresivo que, para personas no pertenecientes a esa cultura, pueden resultar incluso desagradables.
Es por eso por lo que sería contraproducente poner un símbolo que lo que nos trasmite no nos gusta, nos resulta desagradable o incluso en algunos casos hasta nos da miedo.
Porque esa es la energía que van a mover.
Debemos elegir los símbolos que vamos a utilizar para movilizar energías basándonos en nuestra cultura, creencias o sentimientos.
En todas las culturas existen símbolos de protección, de riqueza, diferentes deidades y debemos utilizar aquellos con los que más nos identifiquemos, que más nos evoque aquello que queremos activar.
Desde el principio de la humanidad nos han acompañado los simbolismos que en muchos casos tienen puntos de unión muy evidentes entre culturas y en otros, una más que casual coincidencia con la naturaleza.
Para ver la similitud simbólica entre culturas, que se da en muchos casos voy a poner un ejemplo muy evidente:
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Hexagrama o Estrella de David:
- Es un símbolo al que reconocemos como representación del judaísmo, pero mucho antes ya estaba presente en antiquísimas culturas del extremo oriente, como en los “yantras” hindús o en el “I Chin” chino.
- Reaparece en “mandalas” indoeuropeos que exhiben la geometría mítica de los vedas y en el sintoísmo de los japoneses.
- También está presente en el cristianismo (iglesias cristianas de la Edad Media, especialmente en los edificios construidos por los Caballeros Templarios.).
- En el budismo, (algunas versiones antiguas del Bardo Thodol, también conocido como El Libro Tibetano de los Muertos, contienen un hexagrama con una esvástica en su interior).
- Incluso en el islamismo y en contextos aparentemente laicos.
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Y para ver la conexión de los símbolos con la naturaleza veremos un caso muy llamativo:
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El ojo de Horus:
- El ojo de Horus representa la conciencia despierta.
- La capacidad de ver a través de todos los velos que se nos han puesto bajo diferentes condicionamientos.
- Curiosamente tiene una forma muy similar a la estructura del cerebro donde se encuentra el epitálamo y la glándula pineal, la cual ha sido considerada como el tercer ojo.
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No es extraño encontrar en construcciones, obras de arte, etc. de una religión símbolos pertenecientes a otras religiones.
En España un gran ejemplo de ello es la Basílica del Pilar, es el único templo occidental con vestigios de símbolos taoístas.
En las paredes externas de los cimborrios de las ocho cúpulas de las naves laterales, realizados en ladrillo se pueden observar hexagramas que son figuras compuestas por seis líneas horizontales apiladas en la cual cada línea es o bien un Yang (una línea sólida o ininterrumpida) o un Yin (una línea interrumpida por un espacio en su zona central) pertenecientes a la antigua tradición china.
En el sistema filosófico y religión taoísta, son 64 los hexagramas que representan el “I Chin” libro de las mutaciones,
En la basílica del Pilar este símbolo (hexagrama Wei-chi que es el nª64) se repite en cada cara de los ocho cimborrios octogonales, por lo que aparece 64 veces.
Según el médico, artista e investigador José Chamorro, «todos» los elementos arquitectónicos del Pilar se rigen también por el mismo sistema, que implica una serie numérica que comienza por el 2 elevado a la «n» potencia, empezando por el cero. Y así encontramos el 1, 2, 4, 8, 16, 32 y 64.
Según apunta, se construyeron «1» cúpula central, «2» cúpulas elípticas laterales, «4» torres, «8» cupulillas con cimborrios octogonales, en los que figuran «64» veces repetido el hexagrama Wei-chi. Además, en la Santa Capilla de la Virgen del Pilar se erigen «16» puertas y «32» esculturas.
El investigador expone que este sistema taoísta llegó a Zaragoza a través del «Libro de las Mutaciones«, que fue traducido por los jesuitas que estaban de misiones en China, allá por mediados del siglo XVII, justo cuando se empezó a construir la Basílica.
También afirma que el Pilar presenta coincidencias con el templo de Artemisa, de Éfeso, una de las maravillas del mundo.
Según él, las plantas de los dos templos son casi iguales, comenta que «se podría superponer una encima de otra» que en términos absolutos difieren «diez centímetros», mientras que en términos relativos son «prácticamente idénticas».
¿casualidad?
¡Caminantes, sacad vuestras propias conclusiones!